RELMECS, diciembre 2013, vol. 3, nº2, ISSN 1853-7863
Universidad Nacional de La Plata - Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
Centro Interdisciplinario de Metodología de las Ciencias Sociales.
Red Latinoamericana de Metodología de las Ciencias Sociales

ARTÍCULOS/ARTICLES

Tratamiento de resultados en diseños cualitativos. La aplicación del Análisis Descriptivo

Treatment results in qualitative designs. Application of Descriptive Analysis

Héctor Blas Lahitte

Universidad Nacional de La Plata
CONICET- Facultad de Ciencias Naturales y Museo
(Argentina)
lahitte@fcnym.unlp.edu.ar

María José Sánchez Vazquez

Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Psicología
(Argentina)
mjsvazquez@psico.unlp.edu.ar

Resumen
Este artículo presenta el Análisis Descriptivo como una estrategia del tratamiento de la información durante el proceso de investigación y su posible uso en estudios de diseño cualitativo. Muchas investigaciones en Ciencias Sociales y Humanas no contemplan la importancia de explicitar los soportes teórico-metodológicos de las inferencias explicativas o  interpretación/es a la/s que se arriba, es decir, cómo es que se ha pasado del referente seleccionado (unidad de referencia) al argumento (modelo explicativo o interpretativo) con el que se lo pretende representar. De este modo, se suele ignorar el problema de la representación del referente en un dato tratable y la necesaria transformación del lenguaje natural (LN) en lenguaje descriptivo (LD).
Se desarrollan dos ejemplos del campo de la Etología y de la Psicología, aplicando la estrategia metodológica del Análisis Descriptivo. En ellos se demuestra que la codificación que permite realizar este método toma en cuenta por un lado, la base de conocimientos e informaciones relativas a un dominio disciplinar particular y, por otro, permite evidenciar las inferencias seguidas en el razonamiento y las reglas de interpretación utilizadas para arribar a nuevos conocimientos.

Palabras clave: Diseños cualitativos - Análisis Descriptivo - Tratamiento de la Información – Razonamientos.

Summary
This article presents the Descriptive Analysis as a strategy in treatment of information during the research process and its possible use in studies of qualitative design. Much research in Social Sciences and Humanities do not consider the importance of explicit theoretical and methodological supports for explanatory inferences or interpretations arrivals, how it is passed the selected reference) to the argument that represents it. Thus, it tends to ignore the problem of the representation of the reference and the necessary transformation of natural language (NL) to description language (LD).
It discusses two examples from the Ethology and Psychology, applying methodological strategy Descriptive Analysis. They show that the codification that allows this method takes into account on the one hand, the knowledge base and information relating to a particular disciplinary domain; and on the other hand, it allows to make evident the inferences followed in the reasoning and the rules of interpretation used in reaching new knowledge.

Key words: Designs Qualitative - Descriptive Analysis –Treatment - Information- Reasoning.


1. Introducción

Un problema metodológico usual, luego de realizar la recolección de datos mediante el uso de algunas estrategias científicas (observación, entrevistas, filmaciones, entre otras), suele ser la manera en que debe seguirse el procesamiento de tales datos: ¿cómo pasamos del hecho tomado en consideración al dato y cuáles han sido los criterios a partir de los cuales establecemos distinciones entre ellos? ¿Qué datos son relevantes? ¿Cuál es el peso del registro llevado a cabo? ¿Cuán creíble es esa información disponible? Estos interrogantes refieren a la problemática de la explicitación de los procesos cognitivos que realiza el investigador para tratar la información resultante, su selección y justificación. Tal como sostienen Morse y Bottorff (2003: 32):

Se trata de un proceso de compaginar datos, de hacer obvio lo invisible, de reconocer lo importante a partir de lo insignificante, de vincular hechos al parecer no relacionados lógicamente, de encajar unas teorías con otras y de atribuirles consecuencias a los antecedentes.

Hoy se sostiene que las elecciones que realizan los científicos durante un proceso de investigación respecto del uso de técnicas y distintos procedimientos están condicionadas por sus opciones onto-epistemológicas (visiones del mundo y del modo de conocerlo) (Marradi, Archenti y Piovani, 2007; Martínez Miguélez, 1995); estas determinan qué rutas cognitivas y acciones se siguen para la obtención de resultados.

Muchas investigaciones de diseño cualitativo no contemplan la importancia de explicitar los soportes epistémicos que intervienen en los caminos teórico-metodológicos seguidos para arribar a una explicación o interpretación; es decir, cómo es que se ha pasado del referente seleccionado (unidad de observación) al argumento (modelo explicativo o interpretativo) con el que se lo pretende representar. Es preciso recordar, entonces, que en nuestra tarea de investigación el objeto de estudio (el hecho, el fenómeno, el sujeto) pasa a ser una representación y, así, la observación se transforma en un argumento o en una imagen a trabajar. Parte del quehacer científico corresponde al paso del lenguaje común (o lenguaje natural, LN) a uno técnico (o lenguaje descriptivo, LD) y, desde allí, a uno formalizado (o lenguaje científico, LC); es decir, sufre una transformación mediante algún sistema de representación simbólico (SRS) y una organización lógico semántica (OLS) en el contexto de un modelo teórico. Este tratamiento contempla sin duda el problema epistemológico y metodológico de la representación del referente empírico y su transformación en un dato tratable (Lahitte, Hurrell y Malpartida, 1993).

El denominado Análisis Descriptivo resulta una estrategia metodológica relevante al momento de tratar la información obtenida en el proceso de investigación y puede ser aplicable a los estudios de orientación cualitativa. Originariamente presentado por Gardin (1958, 1969) para la Semiología y sus campos de aplicación, hoy puede referirse a otros ámbitos disciplinares de las Ciencias Sociales y Humanas de modo eficaz. Su uso pone en evidencia los requerimientos y procesos cognitivos que son exigidos para la reformulación y transformación necesaria de lo observado.

En general, en investigaciones de tipo cualitativo no suelen utilizarse códigos cuando se realizan descripciones sobre el comportamiento humano (salvo en el caso de la construcción de etogramas o de codificaciones kinéticas). La mayoría de los investigadores no consideran necesario este recurso descriptivo, ya que sostienen que lo que se codificaría es la observación realizada vista u oída1; algo así como que los códigos utilizados a posteriori surgirían de la estructura misma del fenómeno observado durante el registro. De este modo, surge la confusión entre el territorio (el referente empírico) y el mapa (la representación o modelo construido a partir de lo captado)2.

En un proceso de investigación, el acto del registro no es lo mismo que la elaboración posterior del material registrado. En otra parte (Lahitte, Ferrrari y Banegas, 1998) hemos alertado sobre el error de interpretar el código como una herramienta del registro y no de su descripción posterior. Existe un paso de orden lógico-cognitivo que separa los fenómenos descriptos por los investigadores de los fenómenos observados y registrados en el campo. El registro es parte de la acción de observar pero no es lo observado. Desde el punto de vista argumental, el investigador-observador al registrar genera los “enunciados inmediatos” (LN) que surgen del acto de observación. El registro es un relato que refiere el hecho único observado (y ya no recuperado como tal), captado por diferentes estrategias metodológicas (técnicas verbales, gráficas, fílmicas, fotográficas, etc.). Mediante él se produce entonces una estructura homomorfa de lo indagado, ya que de un “sensible” solo queda el registro de ello (Russell, 1975). Esta estructura permitirá reconocer observables similares de acuerdo al sistema perceptual-conceptual del investigador y todos los pasos ulteriores estarán basados en ella y no en el observable. En este sentido, el papel del investigador es por sobre todo activo: los actos de distinción que realiza durante su observación (recortes), las secuencias que organiza (puntuaciones), el lenguaje que aplica (LN) determinan el sustrato, la base de datos, a partir de la cual realizará la interpretación (re-formulación) de lo observado (Lahitte y Sánchez Vazquez, 2013).

Para Sabino (1996) existe una etapa durante el proceso de investigación que puede denominarse “Momento del Análisis-Síntesis” y cuyo objetivo metodológico principal es el del tratamiento de la información. Este autor sostiene que van a realizarse aquí dos actividades opuestas y complementarias a la vez: primero el análisis, que significa descomponer un todo en sus partes constitutivas y, segundo, la síntesis, que ayuda a reorganizar los datos, explorando las relaciones existentes y reconstruyendo otra totalidad.

Por lo expuesto hasta aquí, lejos estamos de considerar la reelaboración que realiza el investigador como solo un momento de la investigación. Las operaciones cognitivas analíticas y sintéticas se mantienen durante todo el proceso investigativo, desarrolladas en un mismo ámbito de la experiencia donde coexisten el investigador y el referente. Esta es básicamente una labor constructiva y sistemática que nos recuerda la idea del cómputo. En acuerdo con von Foerster (1973), entendemos este término no solo en referencia a operaciones numéricas, sino como la acción de contemplar y reflexionar sobre los fenómenos abordados para así trasformar, modificar, ordenar, reacomodar lo observado (los referentes empíricos) o sus representaciones (los símbolos que los representan). Sin olvidar estas afirmaciones respecto al modo en que los científicos hacen ciencia, sí entendemos que, desde el punto de vista operativo, existen estrategias metodológicas que ayudan al tratamiento de la información. Se propone aquí una de ellas.

En lo que sigue se desarrollarán los aspectos teóricos y metodológicos del Análisis Descriptivo para el tratamiento de los datos obtenidos y su posterior interpretación. Por otra parte, se presentan dos ejemplos de aplicación en diversos campos disciplinares, como modo de sugerir el uso estratégico de esta herramienta en estudios con muy distintos objetivos y técnicas utilizadas.

2. Consideraciones teórico-metodológicas del Análisis Descriptivo

En el LN las palabras suelen designar los productos de las observaciones de modo confuso, donde cierta carga intencional, motivacional y/o proyectiva del investigador sobre el referente de observación puede estar presente. Es necesario, pues, reformular estas formas del lenguaje de modo descriptivo. Dos operaciones definen las etapas esenciales de este tipo de construcciones lingüísticas para el análisis de los datos recolectados: la descripción por la cual se pasa de los fenómenos observados a la representación simbólica y la clasificación que determina el resultado a interpretar (Lahitte, 1980). Un LD comprende términos que están definidos -descriptores- donde la escritura está normalizada, estandarizada o codificada. Esta estrategia permite evitar connotaciones sobre los enunciados observacionales en LN y permite pasar a enunciados explicativos o interpretativos en LC. De este modo, el LD oficia de mediador entre el LN y el LC.

Desde el punto de vista metodológico, el Análisis Descriptivo está basado en un conjunto de reglas procedimentales, a saber:

REGLA 1 -ORIENTACIÓN-: Refiere a la convención explícita en relación a la posición que toma el observador respecto de fenómeno observado (por ejemplo, si se observan conductas no verbales y verbales y sus posibles relaciones en la comunicación humana desde qué ángulos, focos, énfasis son registradas ambas producciones).3

REGLA 2 -SEGMENTACIÓN-: Es la reducción de lo observado en términos de un sistema descriptivo. Comporta una operación analítica donde se extraen los componentes del sistema en la intención de establecer un orden descriptivo (por ejemplo, establecer cuáles serán las puntuaciones de una secuencia en la observación de una interacción respecto de la comunicación humana, tales como los vínculos establecidos -díadas, tríadas, etc.; clase de contactos, duración de los mismos, entre otros).

REGLA 3 -DIFERENCIACIÓN-: Consideración de cada segmento obtenido a partir de la Regla 2 como un ítem o variable que puede ser evaluado a partir de sus posibles valores (por ejemplo, el fragmento “A se aleja de B al hablarle” en relación con los tipos de interacciones verbales y sus modalidades no verbales, donde pueden establecerse los valores: muy próximo // próximo// distanciado //muy distanciado).

De la combinación de estas reglas se pueden especificar los componentes básicos del Análisis Descriptivo:

  1. DESCRIPTORES: Términos que surgen de la segmentación y que colectan datos en un mismo nivel lógico (por ejemplo, modalidades kinético-proxémicas en relación con la observación de la comunicación humana).

  2. RASGOS: Elementos diferenciados, que cualifican al descriptor que los colecta (por ejemplo, partes del cuerpo involucradas, tales como movimientos de los miembros inferiores -cruce de piernas, separación de piernas, etc.).

  3. ATRIBUTOS: Elementos diferenciados que cualifican al rasgo al cual refieren. Menor unidad del análisis que se toma como valor de la variable (rasgo) en cuestión (respecto del ejemplo anterior: presencia o ausencia de pantalones, faldas, medias, etc.). 

Descriptores, rasgos y atributos guardan entre sí relaciones de tipificación lógica (miembro/clase). El atributo es parte del rasgo y éste del descriptor. Según los requerimientos del estudio y de acuerdo a cómo quiera avanzarse en el análisis, un rasgo puede ser tomado como descriptor y sus atributos como rasgos dentro de los cuales diferenciar nuevos atributos. Las posibilidades son variadas, siempre que se mantenga la relación miembro/clase (Malpartida y Hurrell, 1989).

Dentro de la ciencia psicológica podemos tomar distintos ejemplos ilustrativos y establecer las vías que puede seguir el análisis de un término (descriptor) en función de las decisiones tomadas por el investigador, su marco conceptual y los objetivos del estudio:

Ejemplo 1:

Término (descriptor): Pulsión
Duración (rasgo): estable (atributo)     
Manifestación (rasgo): inconsciente (atributo)       
Fuente (rasgo): fisiopsicológica (atributo)

O también,

Ejemplo 2:

Término (descriptor): Motivación     
Duración (rasgo): transitoria (atributo)
Manifestación (rasgo): consciente (atributo)
Fuente (rasgo): psicosociológica (atributo)

Cada término empleado deberá estar definido para que la descripción sea explícita.

Ejemplo 3:

Término (descriptor): Conductas

                 1. Actividad
                     1.1 Actividad motriz
                     1.2 Nivel sesoromotriz
                     1.3 Actitudes motrices
                           1.3.1 Posturas
                           1.3.2 Gestos (miembros superiores, tronco, miembros inferiores)

Como se sostuvo arriba, cada concepto en el Ejemplo 3 puede ser tomado como descriptor o rasgo o atributo, a condición de que se mantenga la relación miembro/clase. La corriente descriptiva podría ser ad infinitum si no media, desde ya, la decisión del investigador en limitar la cadena de descripciones hasta donde crea conveniente en relación con los motivos ya mencionados: delimitación del problema y objetivos del estudio, marco conceptual, entre otros.

Un modo de definir los términos es mediante el recurso de la codificación, organizada a partir de un sistema de representación simbólico (SRS) -en el Ejemplo 3, los dígitos- y una organización lógico-semántica (OLS) -en el Ejemplo 3, el mapeo de la distribución jerárquica desde “conductas” hasta “posturas y gestos”). Un código puede definirse operativamente como un conjunto de unidades constitutivas (analógicas o digitales) cuyo valor está dado por la organización que surja de las reglas de orientación. El código es el texto sobre el cual se expone la construcción de un razonamiento que pretende explicar o comprender el fenómeno. Se trata de un proceso cognitivo conjunto de análisis y síntesis, donde se procede a reducir diversas formas a una combinatoria de rasgos, provenientes del mecanismo descriptivo, para luego recomponer, mediante el código, las secuencias observadas e identificarlas.

De este modo, el código se elabora a partir de una descripción orientada por reglas, para luego usarse como lenguaje descriptivo y, dado el caso, poder originar nuevas descripciones. En nuestro último ejemplo, se puede seguir tabulando:

1.1. Actividad motriz
1.1.1. Acciones
1.1.1.1. Comportamientos relativos al sujeto

A partir de lo cual los dígitos presentados hacen evidentes los grados de inclusión de cada término usado.

La intención metodológica es tener presente que los códigos referenciales (los que se construyen a partir de las reglas descriptivas mencionadas) cubren casos individuales diferentes y que -una vez construidos- facilitan que otros observadores puedan realizar sus observaciones particulares utilizando los mismos.

Es necesario dejar en claro que con este mecanismo no se pretende eliminar todos los equívocos y ambivalencias del vocabulario descriptivo. El intento metodológico consiste en disminuir las diferencias del vocabulario analítico y mostrar, a su vez, una vía para construir un lenguaje descriptivo que ayude al tratamiento de resultados de la investigación y eventuales construcciones teóricas (Lahitte, 1981).

3. El Análisis Descriptivo como herramienta metodológica. Aplicaciones

Si tomamos, por ejemplo, disciplinas tales como la Etología, y la Psicología -donde las observaciones se convierten muchas veces en las estrategias principales de la recolección-, las bases de datos obtenidas pueden conformarse de modo muy diverso, aun teniendo los mismos referentes empíricos. Valen estos ejemplos como aplicaciones de la herramienta del Análisis Descriptivo a distintos campos disciplinares, en tanto permite la visibilización de los referentes tomados como relevantes al momento de la recolección y tratamiento de la información.

A continuación, se citan dos casos ilustrativos:

En el primer ejemplo, dado que el objeto de estudio es la acción entendida como cambios del cuerpo del referente empírico en el espacio, se utilizan diferentes niveles de codificación para que los pasos (observación, registro, descripción) resulten operativos. La unidad de observación (individuo= mono) fue primeramente segmentada en una serie de partes a las que se les asignó valor descriptivo, entre otras:

Descriptor (1): Cabeza
Descriptor (2): Tronco

Si tomamos el Descriptor (1), se diferenciaron diversos rasgos, por ejemplo:

Rasgo (1.A): De frente
Rasgo (1.B): Girada a un lado

Finalmente, dentro de ellos se establecieron atributos. Para el caso del Rasgo (1.A.), entre otros:

Atributo (1.A.1): Elevada
Atributo (1.A.2): Inclinada

Gracias al procedimiento del Análisis Descriptivo, se realizó la segmentación del observable y, siguiendo este esquema, se definieron 31 descriptores con sus rasgos y atributos correspondientes, a partir de los cuales se realizaron las descripciones posteriores.

Se organizó espacialmente la ubicación de contenedores con alimento: los que pudieran ser quitados del interior (Contenedores con Comida Accesible o CCA) y los que no pudieran ser retirados del interior (Contenedores con Comida Inaccesible o CCI). De este modo, se pudieron observar determinados comportamientos y a partir de ellos, por repetición y redundancia, evaluar la hipótesis: “los individuos estudiados son capaces de retener en la memoria la ubicación espacial de contenedores con comida accesible e inaccesible, y utilizarla para localizar el alimento” (Tarou y Maple, 2000).

Así se ha podido definir:

-Ensayo: cada instancia en que se expone a los individuos de estudio a los contenedores de alimento, aprovisionados con comida.

-Evento de Visita: instancia en la que un individuo se dirige a un contenedor CCA o CCI y se detiene en el mismo para mirar en su interior, dirigir comportamientos exploratorios o de juego o retirar alimento del mismo.

-Visita Correcta (VC): evento de visita a cualquier CCA.

-Visita Incorrecta (VI): evento de visita a cualquier CCI.

Para este caso, se correlacionó lo observado a partir de los procesos lógico-empíricos realizados con estrategias estadísticas. A posteriori del registro a través del código se cuantificaron los eventos de los 15 ensayos (por individuo y por ensayo). De ellos, se encontró que del total de Visitas de los 15 ensayos, el 87,77 % correspondió a VC (N= 1109) y el 14,23 % a VI (N= 184), y que las frecuencias de VC presentan diferencias significativas entre individuos (F 8/112) =23.8937, p<.01) pero no entre los ensayos (F (14/112)=2,17938, p>.01). Esto permite afirmar, por un lado, que a pesar de que existe en los individuos un registro espacial de la situación, la performance de VC entre ensayos presenta variaciones, y que, a la vez, el aprendizaje adquirido en el Ensayo 1 se mantiene constante hasta el Ensayo 15 (Tujague y Bacigalupe, 2008; Tujague, Lahitte y Bacigalupe, 2009).

En referencia al segundo estudio, se tomará una parte de los hallazgos para ejemplificar la aplicación del Análisis Descriptivo. El mismo refiere a una investigación en relación con niños escolarizados y sus concepciones infantiles respecto de sus pares con trastornos psicológicos (Talou et. al., 2004). Los criterios de selección de los sujetos fueron: (1) edad entre 9 y 10 años, de ambos sexos ubicados en el período intermedio de su escolaridad; (2) ser identificados por el docente como niños/as cuyas actividades escolares se desarrollan sin dificultad grave; (3) concurrencia regular a la escuela; y (4) ser identificados en función de la educación y ocupación de sus padres como pertenecientes a familias de nivel sociocultural medio (NSCM) o bajo (NSCB). Total: 90 sujetos que cursan tercero, cuarto y quinto año de la Educación General Básica de escuelas de la ciudad de La Plata.

En este caso el objeto de estudio delimita el modo en que los niños elaboran “teorías” (mapeos conceptuales) y construyen explicaciones sobre los trastornos manifestados en la escuela por algunos de sus compañeros. La unidad de observación elegida fue el conjunto de verbalizaciones infantiles -lo dicho por los niños en una entrevista semidirigida-; cada una de ellas fue seleccionada de acuerdo a determinados atributos y todas analizadas comparativamente. De esta manera, en el estudio, tales verbalizaciones fueron organizadas a partir de lo que se denominó “dimensiones” y que ahora definimos como descriptores. Tenemos, por ejemplo, tres descriptores donde pueden agruparse las diferentes afirmaciones de los/as niños/as:

Descriptor (1): Descripción del tipo de problemas
Verbalizaciones que describen el problema (tipo, momento de aparición, frecuencia, etc.).

Descriptor (2): Explicación del problema
Verbalizaciones sobre los determinantes (causa) del problema.

Descriptor (3): Consecuencia para el propio niño y para otros
Verbalizaciones sobre los efectos del problema.

Tomando ahora, por ejemplo, el Descriptor (2) -explicación o atribución causal del problema-, se han ubicado allí las frases infantiles donde aparecen determinados rasgos y atributos que permiten comparar las diversas producciones verbales:

Rasgo (2.A.): Por características personales
Atributo (2.A.1.): Motivación, interés, esfuerzo
Ejemplo 2.1.1.a: J (9 años, NSCM): “Porque habla demasiado y le falta estudiar”
Atributo (2.A.2.): Maldad, rebeldía, placer al molestar
Ejemplo 2.1.2.a: M (10 años, NSCM): “Problema familiar, no tiene; los padres son buenos, es un problema de él”
Atributo (2.A.3.): Problemas congénitos, falta de inteligencia o comprensión
Ejemplo 2.1.3.a: S (10 años, NSCB): “Era media loquita, le chocó un colectivo y en el cerebro le pusieron plástico”

Rasgo (2.B.): Por contexto
Atributo (2.B.1.): Papel de la familia y sus conflictos
Ejemplo 2.2.1.a: N (9 años, NSCB): “Capaz que los padres no lo educaron bien, que tiene problemas en la casa”
Atributo (2.B.2.): Amistades, grupo social de pertenencia
Ejemplo 2.2.2.a: V (10 años, NSCB): “No sé, quizás si se juntara con otros...; no sé porqué es así”

Estos rasgos y sus atributos fueron configurados posteriormente en tablas que comparan los descriptores en función de tipologías tales como Nivel sociocultural medio (NSCM) y nivel sociocultural bajo (NSCB), distinguiendo información relevante respecto de estas categorías. En este caso, los porcentajes hallados y presentados en Tablas, han permitido arribar a la conclusión de la existencia de una polarización externo (contexto) /interno (característica personal) en el NSCB, mientras que en el NSCM los problemas se sitúan preferentemente en el niño. Recursivamente, la organización de los datos da cuenta del marco teórico y los criterios conceptuales elegidos, puesto que el estudio se basa en perspectivas constructivistas y de interacción social (Delval, 2001), alejadas de consideraciones estrictamente individuales en el desarrollo psicológico. Es en este sentido que las verbalizaciones infantiles son leídas -interpretadas- por los investigadores en concordancia con hipótesis que afirman que los contextos sociales en los que los sujetos interactúan generan concepciones sobre el mundo y los individuos y condicionan su relación con los otros.

Retomando la idea directriz del presente trabajo, se trata, por una parte, de (re)presentar -configurar en LD- el referente seleccionado a partir de su transformación en códigos que sintetizan información relevante. Por otra, se pueden así explicitar los procesos mentales -representaciones y razonamientos- que justifican pasar del referente empírico a la hipótesis, del hecho de observación y sus datos simbólicos a la argumentación o constructo teórico.

4. Del Análisis Descriptivo a las inferencias explicativas/interpretativas

Una construcción teórica designa, por un lado, un mecanismo de razonamiento aplicado a los hechos de observación; por otra parte, corresponde a un texto por medio del cual se expone un producto final: la reformulación de lo indagado (Lahitte y Hurrell, 1990). Modelizar el razonamiento tal como lo permite la estrategia de análisis presentada es construir una especie de mapa (LD) con el que se puede diferenciar un determinado referente empírico expresado en LN y a partir del cual acceder a una explicación/ interpretación (LC).

En términos generales, los mapeos cognitivos que los individuos co-construyen son también la resultante de un saber compartido en la cultura de pertenencia y ayudan a situarse en el mundo para tratar de entenderlo y moverse en él. En sentido estricto, los criterios científicos de una comunidad de investigadores -cómo se conoce, qué se recorta, cómo se procede, cómo se justifica y califica, cómo se explica, entre otros- son parte de la cultura general en cuestión y, por tanto, reproducen los modos de mapear cognitivamente eso que se denomina realidad o fenómeno a estudiar. Es interesante intentar reconstruir, explicitar, la vía que el cerebro ha trazado cuando se ha escogido un modo de construir el conocimiento científico, considerado siempre el mejor. Asimismo, es importante destacar que, gracias a este recurso metodológico que habla de la construcción de códigos y de la representación explícita del razonamiento utilizado para ello, se hacen evidentes los mecanismos para extraer rasgos distintivos, relacionados entre sí según criterios de cada investigador, y las consecuentes operaciones llevadas a cabo para ligarlos a las hipótesis construidas.

Como se pudo apreciar en el ejemplo referido a las verbalizaciones infantiles, se buscó obtener parámetros de tipificación en base a combinaciones cualitativas de rasgos y atributos que permitieran conformar diferencialmente cada descriptor. El relevamiento, registro y clasificación tipológica de los segmentos verbales permitió cotejar los casos de la muestra entre sí, evitando en la descripción arbitrariedades interpretativas dada la multifacética presentación lingüística -usos del lenguaje- de los entrevistados.

Se perfilan así dos condiciones necesarias en todo tratamiento de resultados: (1) una base de conocimientos, donde están consignadas todas las clases de información relativas a un dominio de investigación particular (en los ejemplos, las posibilidades tan variadas de describir e interpretar sea tanto al mono caí y sus movimientos como a las afirmaciones verbales de los niños escolares); y (2) una especie de motor de inferencias, que ejecute y especifique la secuencia seleccionada y seguida para confrontar los hechos tomados en consideración y los datos con los que se representan. Finalmente, se cuenta siempre con reglas de interpretación (basadas en las teorías de la disciplina seguidas) que relacionan las hipótesis armadas, con los razonamientos usados, el referente seleccionado y el conocimiento resultante adquirido.

5. Algunas conclusiones

Cómo se sostuvo al principio, es interesante destacar que muchas investigaciones no toman en cuenta la necesidad de que los investigadores expliciten los soportes teórico-metodológicos de sus inferencias explicativas. Este modo de proceder vuelve la tarea más parecida a la magia y a la alquimia que a la ciencia. En los dominios mágicos y alquimistas siempre los procedimientos resultan oscuros o inaccesibles, llegando a los resultados sin saber cómo fueron generados los mismos; por el contrario, en el dominio de la ciencia, los procedimientos y sus resultados necesitan ser claros para que otros puedan tener acceso a la reconstrucción de los razonamientos seguidos. La “publicidad del método” es una característica que -si bien moderna- prevalece como rasgo científico que vuelve visibles las elecciones y caminos que han realizado los investigadores en su tarea de indagación.

La mayoría de las veces, y respecto del tratamiento de los datos, no se aclara cómo se pasa del referente tomado en consideración al argumento con el que se lo pretende representar. El mecanismo estratégico presentado no es más que el modo en que funciona habitualmente el cerebro humano cuando intenta organizar el mundo, luego de percibir los preceptos en formas racionales o formales, y desde allí decidir cuáles tienen sentido, en virtud del contexto en cuestión.4 La operación cognitiva realizada permite establecer reglas procedimentales (orientación, segmentación, diferenciación), visualizar dimensiones de análisis (descriptores) y adscribirles rasgos y atributos; de ese modo, organizar la información que muchas veces “desborda” al investigador. Siendo el Análisis Descriptivo una herramienta poderosa que ayuda a evidenciar los caminos mentales seguidos por los investigadores, el movimiento de pensamiento que refleja conforma un motor básico para revisar el estatuto de las propias construcciones teóricas a la hora de hacer ciencia.

Notas

1 Se toma aquí el concepto de “observación” en sentido amplio, como la actitud cognitiva que nos permite perceptualmente captar los fenómenos indagados, sean estos verbales o no verbales. Cf. Lahitte & Sánchez Vazquez, 2013; Lahitte, Ferrari & Lázaro, 2012; entre otros.

2 El problema epistemológico de la diferenciación entre el territorio -o referente empírico captado- y el mapa –o representación elaborada- ha sido ampliamente desarrollado, de modo especial en las ciencias cognitivas ,y excede los límites del presente trabajo. Para un tratamiento pormenorizado se sugieren Korzybski (1994) y Bateson (1998) como autores originales. Asimismo, trabajos de nuestra autoría: Lahitte (1995) y Sánchez Vazquez & Lahitte (2013), entre otros.

3 Un buen ejemplo del modo en que el investigador-observador se orienta en un contexto de observación se encuentra en Lahitte, Ferrari & Banegas (1998) a propósito de las observaciones realizadas respecto a interacciones en miembros de una institución. Cf. ob.cit. pp. 24-28.

4 En este momento nos encontramos abocados a la elaboración de un texto en el que presentamos el modo de organizar un léxico referido al vocabulario de la Psicología que asegure la transición de ésta con otras Ciencias Sociales y Humanas.

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Fecha de recibido: 3 de julio de 2013
Fecha de aceptado: 24 de septiembre de 2013

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